miércoles, 9 de octubre de 2019

¡Nigromancia! Vuelvo a dar la brasa

Cual Heinrich Kemmler ante una pila de huesos levanto mi blog para continuar opinando sobre este mundillo, sobre todo una cosa que me atribula enormemente.

"Wingardium leviosa" ¡Arriba el blog!


Hace unos meses empezamos a jugar otra vez a Warhammer. Decidimos 8ª porque... porque sí, ¿qué más da?. La Edad de la Mierda (Age of Shitmar) que se la queden los niños a los que les gusten los peces voladores o los esqueletos montados en gormitis. Queremos bloques de infantería aguantando  cargas de bloques de caballería, estrategia, maniobras y, sobre todo, miniaturas y dados.

"Age of Shitmar tiene miniaturas y dados". Ya habló el listillo, ea, para casa. Desde hace un tiempo los wargames ya no son wargames, sino juegos de cartas en los que las miniaturas son meros marcadores de la jugada, véase Warhammer Shadespire y sus derivados o casi cualquier wargame actual el cual, si cada jugador no tiene un mazo de cartas de sorpresa y un kilo de tokens, no se puede jugar.

Queremos miniaturas, dados, reglas y a lo sumo el papel en el que está escrita la lista, no queremos pasarnos media hora buscando el token de desmoralizado para sumárselo al de abatido para sobreponer al de acojonado para ubicar al lado del del cuerpo a tierra. No queremos estar pensando qué baza es mejor jugar para que la carga de nuestros 10 caballeros pesados no sea repelida por 2 temerosos goblins con palos (seguro que esconden algo).

6 miniaturas, 7 cartas pequeñas, una carta grande, 9 tokens... ¿desea algo más con su pedido? ¿Quiere convertir las cartas en maxi y duplicar los tokens?

Nada más regresar y ya estoy desbarrando como un viejo gruñón... será la edad.

Bienvenid@s de nuevo a vuestra mesa de juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario