miércoles, 22 de enero de 2014

¡100 ENTRADAS!

Pues sí, compañer@s de viaje. Hoy este humilde blog cumple exactamente 100 entradas repartidas a lo largo de un año, un mes y 18 días y algo más de 22.000 visitas. Así que lo primero es lo primero.

¡GRACIAS!

Sin la gente que estáis ahí, detrás de vuestras pantallas de lo que sea (ordenador, tablet, móvil...) seguramente este vuestro blog no habría durado más de un par de meses, así que hoy os traigo una pequeña entrada bastante nostálgica y con más texto del que me gustaría, pero creo que la ocasión la merece.

Seguramente la mayor parte de vosotr@s habréis tenido una experiencia similar, pero hoy os voy a contar cómo me sumergí completamente en este mundillo...

...los '80 llegaban a su fin...

...y apareció...

Tantas aventuras, tantas heroicidades... tanta maldad...
 Para los profanos, D&D (Dungeons&Dragons, Dragones y Mazmorras) es un juego de rol y en el enlace a wikipedia podéis ver toda su historia.

Pues bien. Mis primeros pasos en este mundo fueron con la segunda edición (no revisada) en inglés con aventuras descabezadas en las que descubrí que no era buena idea que un mago de nivel 1 lanzara un proyectil mágico a un oso que corría directamente hacia él (gloriosa muerte, por otra parte). Estas aventuras, aunque estaban bien, no nos llenaban... pensábamos que tenía que haber algo más y el que por aquel entonces era el DM dijo algo así como: "Dadme un tiempo para preparar una aventura en condiciones".

Pasó el tiempo, vimos pelis, jugamos a Heroquest, Cruzada Estelar, seguía pasando el tiempo y no había nada de esa aventura. Bien es cierto que para no oxidarnos de vez en cuando echábamos una pachanga de D&D con aventuras predefinidas de un par de sesiones, pero seguía sin hacernos tilín la cosa...

Entonces llegaron los '90 y con la 2ª Edición Revisada nuestro colega dijo: "Mañana hacemos fichas".

El sistema que usó fue básicamente destroyer (para los entendidos: 3d6 6 veces por orden, 3 veces, lo que daría 3 fichas distintas y se ponen en común con el resto de jugadores que podíamos elegir el conjunto de tiradas que más se acercaban a nuestra clase que teníamos que haber elegido antes de las tiradas... HARDCORE). Bien... una vez repartidas las tiradas y yo con un magnífico ladrón elfo de DES 12 (¡guauuuuuuu!) nos lanzamos a la aventura... ahí fue donde el bueno de Fran sacó decenas de libretas escritas de cabo a rabo, llenas de mapas, estaciones, leyendas, festividades locales, problemas pequeños y grandes aventuras, criaturas, sociedades, sociedades secretas y sabe dios qué más cosas. Durante esos años había creado un mundo entero para nosotros y en él nos metimos.
Éstas eran nuestras armas...

...y seguramente nosotros no tendríamos este aspecto tan señorial.
Fueron años de partida. Años metiéndonos cada vez más en las historias, tomando decisiones, evolucionando los personajes que, milagrosamente, no murieron pese a sus patéticas tiradas... y garantizo que el mundo era duro... pero duro DURO (para los entendidos: la EXP la repartía tal cual ponía en el libro y la grupal la dividía con calculadora e incluía los decimales... ¡ahí es ná!).

Al final tuvimos que dejarlo porque la universidad no nos permitía reunirnos tanto como quisiéramos y en una épica partida final nuestros personajes de niveles 15-16 se lo jugaron el todo por el todo para dar una gloriosa rúbrica a nuestra historia... pero ésa es otra historia y será contada en otra ocasión.

Lo curioso de esta historia es que a lo largo de los años ninguno de los jugadores faltó a ninguna sesión y no sólo eso... ¡hasta se nos unió una chica!. Vale, era la hermana de uno de los jugadores, pero por aquel entonces creo que éramos el único grupo de juego con una moza como jugadora (que nosotros supiéramos, vamos).

Cuando las miniaturas empezaron a entrar en juego, teníamos que representarnos a nosotros mismos y yo las pintaría magistralmente. Pues bien... tras años perdidas (algunas), cubiertas de polvo (la mayoría) y con apremiante necesidad de repintado (casi todas), estos días encontré todas y cada una de las figuras que representaron nuestro grupo durante aquellos duros años, así que repeanizado, repintado de algunas y una preciosa foto de familia para el recuerdo (pinchad en ella para verla algo más grande).

De izquierda a derecha: Zutano, el clérigo pragmático, Lord McInon el aspirante a paladín, mi personaje Elgöindy el elfo "coleccionista, Dov el semielfo guardabosques, Vêctor el lacónico mago y Hradra la tanqueta enana.
Aunque todas están "repeanizadas", sólo en tres hice un trabajo duro de repintado: McInon, Dov y Vêctor, lo que para el cómputo del reto 365 hacen 23/365.

Muchos, muchísimos años después este viejo friki sigue intentando mantenerse en la brecha. "La Vieja Guardia" nos llamamos aquéllos que aún queremos pasar una tarde cara a cara con nuestros amigos alrededor de una mesa llena de papeles, dados, lápices, miniaturas... mesas donde la cerveza sustituyó a los refrescos pero nada reemplazó a las patatas fritas, galletas o eventuales pizzas.

Así que gracias. Gracias a los amigos con los que siempre se puede contar para echar "un vicio" y lo que se tercie (¡¡Mueteeeeeeeee!!).

Gracias a los colegas virtuales con los que enzarzarse en largas y legítimas discusiones.

Gracias a Anxos, la mujer que me aguanta las paranoias y que de vez en cuando me dice frases como "Sube a pintar si quieres que me quedo yo con la niña" o "¿Quedaste este fin de semana con estos? Hace mucho que no quedas. Llámalos y echáis una partida o lo que queráis".

Y gracias a mi pequecha, a Noela, que va a cumplir un añito en poco más de una semana, que aguanta estoicamente desde su hamaca cómo su padre pinta esas cosas que más adelante va a romper y que ahora mismo duerme plácidamente en mi regazo mientras escribo estas líneas.

100 entradas, más de 22.000 visitas y más de un año en la brecha.

Seguimos tirando dados.

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